martes, 3 de febrero de 2015

SAGA HERMOSO: HERMOSO DESASTRE (1/2)

Vuelvo a aclarar: voy a separar esta reseña en cuatro puntos: «de qué se trata», «opinión», «nota» y «conclusión». Sólo «opinión» tiene spoilers; el resto pueden leerlo sin problemas si no leyeron ya el libro. Están avisados!

GÉNERO: Romance, Erótica.

AUTOR: Jaime McGuire.

PERSONAJE FAVORITO: Finch, Parker.

PERSONAJE ODIADO: Travis, Abby y muchos más.

DE QUÉ SE TRATA:
Abby está tratando de dejar su oscuro pasado detrás de ella en Nevada cuando comienza la Universidad. Todo va bien hasta que se ve envuelta con Travis Maddox, un musculoso, muy tatuado, sexy y peleador compañero de clases. Él significa problemas, que es justamente lo que ella quiere evitar, pero su cercanía lo volverá más y más irresistible. ¿Será capaz de mantenerlo alejado?

OPINIÓN:
Aggg. ¿En serio? ¿A la gente le gusta este repugnante libro sobre una relación sexual inquietante, co-dependiente, neurótica y abusiva con un acosador paranoico como Travis? Pues a mí no, gracias. En serio, chicas. ¿Qué le ven?
La historia empieza bien, con Abby llevando una vida normal, con amigos y proyectos y, más importante, auto-respeto. Cuando conoce a Travis, un chico que se acuesta con cada chica del campus por una noche y luego las bota como porquería, ella deja en claro que no será otra conquista más. Bien por ti, chica. Así que Travis, a pesar de su atracción por ella, acepta ser sólo amigos. Eso dura como un mes. Mientras, los dos van fabricando sentimientos uno por el otro. Bueno, obvio. Se anticipa totalmente y de eso se trata la novela. Hasta ahí vamos bien.
Pero, lo que lucía como una posible linda e interesante historia de amor se transformó, con el trascurso de las páginas, en una relación enfermiza, demandante, paranoica y abusiva, con Travis transformándose en un manipulador bastardo y tan dependiente de ella que no podía respirar si no la tenía al lado y con Abby volviéndose más y más estúpida con cada página que pasaba.
Iré despacio. Abby al principio parece tener en claro lo que quiere y necesita: quiere alejarse de su manipulador padre que la usó para ganar dinero en las mesas de poker porque, al parecer, ella tiene un trébol de quinientas hojas abajo del brazo. Nunca pierde y, cuando lo hace, es a propósito. ¡Vaya fortuna le tocó a esta chica! Entonces su padre la usó para ganar dinero y, al mismo tiempo, la culpó de que su propia suerte se fuera (al parecer, el trébol de quinientas hojas antes lo tenía él). Por eso, cuando Abby conoce a Travis y sabe cómo es, no está dispuesta a rendirse bajo su seducción.
En el interín de su amistad con Travis, conoce a Parker, un chico que está sanamente interesado en ella, la trata bien, la espera, la escucha y parece un buen tipo. Al principio, Abby está muy colada por él, con Travis arruinando cada una de sus citas, hasta el punto de sacarla del auto a rastras porque creía que Parker se estaba aprovechando de ella.
Para todo esto debo remarcar que Abby ya hizo la apuesta con Travis de vivir un mes con él. Esto comenzó porque la habitación en el campus se quedó sin agua caliente para bañarse. Claro, porque no podía simplemente tomar la casa prestada por una hora para bañarse y luego volver. No, tenía que literalmente mudarse a su casa, full-time, sólo para tomar una ducha al día. ¿A alguien más le suena a excusa pobre de la autora para juntarlos más tiempo? Eso sin considerar como Travis, durante este tiempo, se pasa invadiendo el espacio personal de Abby, entrando al baño mientras se ducha o acostándose en la misma cama que ella cuando no hay aún tanta confianza entre ellos.
En una de las tantas peleas de Travis, ellos hacen una apuesta. Si Travis gana, debe vivir con él un mes más. Obviamente, él gana y Abby se muda con él. Esto comienza  un montón de rumores en el campus que crea aún más problemas para Abby, porque es considerada una golfa o una domadora de leones, por ser la única que tiene a Travis con correa. Esto, a su vez, complica la relación de Abby con Parker y sus propias compañeras y amigas de cuarto.
En la primera parte del libro, la culminación llega cuando Abby pone en stand by su relación con Parker por lo territorial y abusivo rallando la paranoia que es Travis y, en una noche de pura tristeza, Abby pierde su virginidad con Travis como modo de despedida. Claro, porque eso siempre arregla las cosas.
Obvio que no: Travis, al ver que después de dormir con ella, Abby igual se marchó, comienza toda clase de acciones irracionales: rompe las cosas de su apartamento, golpea a compañeros que se atreven a siquiera mirarla y sabotea sus citas con Parker. Y, al final, en vez de pedir una orden de restricción, Abby confiesa que lo ama y corta con Parker.
Ok, Travis asusta y se está volviendo cada vez más un imbécil con cerebro de cacahuate (lo cual es gracioso que la autora lo describa como súper inteligente porque saca todas A en sus exámenes cuando nunca estudia y tiene un cuerpazo cuando nunca entrena). Lo peor llega en la segunda parte de la novela, cuando, por diferentes motivos, Abby y Travis se la pasan rompiendo y volviendo, desatando situaciones realmente surreales donde Travis muestra más y más su cara de lunático.
Esto no es sano. ¡Nada en este libro es sano! Ni la relación ni el comportamiento de ninguno de los personajes. Al principio, los dos amigos, América y Shep, parecen ser personas normales, pero con el paso de las hojas se ve que ellos también mantienen una relación co-dependiente y enfermiza, aunque no al nivel de los protagonistas.
Los únicos personajes realmente sanos mentalmente en este libro son Finch —amigo gay que es un gran personaje y debería tener más participación—, Parker —dulce y comprensivo, que el pobre no tiene respiro con las estupideces de Abby, hasta el punto que lo deja colgado en plena cita por irse a ver una pelea con el abusivo de Travis que ya, para ese punto, había superado todos los límites de la tolerancia— y Kara —la compañera de cuarto de Abby que es la única inteligente que le dice de frente que esa relación es enfermiza.
El resto de los personajes son más que nada las chicas que rodean a Travis, que es gracioso como la autora se encarga de llamarlas y mostrarlas a todas como las mayores golfas del universo. Como si Abby y América fueran las únicas chicas con las que vale la pena estar porque no son unas perras famélicas de sexo. Sin ofender, pero lo que cada chica haga con su cuerpo es su problema, y el hecho de que a través de las voces Abby y América se las rebaje porque quieren llamar la atención de Travis me parece mal y una discriminación. Esta clase de pelea chica-chica, donde una es la virgen santa —pero bien que sabe tomar, bailar como una perra y rompe su propia regla de no dormir con un chico que se comporta como un cerdo con todas aquellas que portan vaginas— y todas las otras en el mundo son unas perras baratas no está bien. Como tampoco lo está que haya un montón de personajes aprobando esta relación enfermiza y metiéndose en el medio de ella como si no tuvieran cosas mejores que hacer con sus vidas que ocuparse de la vida sexual de dos adolescentes.
Finalmente, la autora utiliza mucho en el libro la palabra “desastre”, bien como está en el título, para describir la relación entre los protagonistas. Por un lado, parecería que la mujer está intentando enviar el mensaje correcto al dejar esta relación como lo que es: un desastre. Pero no, porque al final Abby renuncia a resistirse a Travis, por más que ella misma admite que no son buenos el uno para el otro, y lo lleva a Las Vegas —descripto por ella misma como el centro de toda perdición— para casarse.
¿Cómo es esto un buen final? ¿Cómo es una buena moraleja para toda chica que lo lee y debería tener el suficiente auto-respeto y cariño propio para rechazar esta clase de abusos contra su persona y su integridad emocional? ¿Cómo siquiera fue este libro publicado? No lo entiendo. Es una retorcida e insana relación que sólo muestra como ser sumisa y comprensiva ante un chico con claros problemas psicológicos, de baja auto-estima y que recurre a la violencia para explicarse porque el cerebro no le da para utilizar palabras.
Travis, por favor, conseguí un psiquiatra. Y Abby, querida, espero Travis pierda el control un día y te mate a golpes y él sea condenado a prisión por el resto de su vida. Ese sería el final perfecto para esta clase de relación que no puede recibir otra palabra más que abusiva.





CONCLUSIÓN:
A pesar de que la historia culmina en este primer tomo, la autora se gastó en escribir un segundo libro sobre la misma historia pero desde la perspectiva de Travis, más dos novelles sobre la boda y un día de San Valentín. No, gracias. Tuve suficiente de este romance enfermizo y violento. Ni siquiera este primer libro merece existir.

YO…
LEERÉ EL SIGUIENTE?: Nunca.
LO COMPRARÉ?: Nunca.
LO RE-LEERÉ?: Nunca.
LO QUEMARÉ?: Sí, por favor.
LO EXORCISARÉ?: Sí, por favor.
RENOMBRADO COMO: Un completo desastre.

TE GUSTARÁ SI LEISTE: Cincuenta Sombras de Grey.  

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